Mexico, Opinión

La #ReformaEducativa: una reforma para ratas

Caja de Skinner

Caja de Skinner

«…cuando la relación de poder carece de suficiente justificación moral, uno de los mecanismos más accesibles para tranquilizar la propia conciencia es la devaluación de la víctima». Ignacio Martín-Baró

La Reforma Educativa (que no es reforma ni es educativa) como proyecto político es una reforma que a todas luces no viene sino a reforzar el carácter individualizante, totalizador y alienante de la sociedad de consumo, y que encuentra en los modelos educativos públicos -en complicidad con los gobiernos y empresarios- el lugar idóneo para incubarse en los educandos desde edad temprana. Modelos educativos sin referentes epistemológicos ni psicopedagógicos claros impuestos por todo el mundo, para los que la competitividad individual y la adecuación a las demandas del mercado representan su mayor valor agregado. Esto en una sociedad meritocrática profundamente jerarquizada y confrontada en la que solamente los más aptos, los más vivaces y los más agresivos pueden salir campeones y sobrevivir. Carreras magisteriales como carreras de fórmula 1 o “a ver quien la tiene más grande”.

Estos modelos educativos, como el impuesto por EPN, resultan particularmente significativos para ejemplificar la mentalidad y las formas de pensamiento que promueve el neoliberalismo, a quien ante todo conviene un individuo profundamente aislado, que percibe al otro como competidor antes que como colaborador, despolitizado, y que piensa que el mundo es única y exclusivamente el que cada quien elija y según sus propios deseos y caprichos individuales. Como si uno pudiera elegir sus creencias como el calzón y lo político fuese algo que simplemente “como no me importa, no me afecta” o “como no me afecta, no me importa”, o como si los atropellos a la dignidad de las personas y los silencios cómplices representaran simplemente problemas en la percepción.

Esta forma de pensamiento alienado y “despolitizado” se expresa en frases cotidianas como “los pobres son pobres porque quieren”, “en vez de quejarse hay que trabajar” o “el cambio está en uno mismo”. Frases que se repiten acríticamente hasta el cansancio y que reflejan una profunda ignorancia y desdén por la comprensión de la dimensión histórica-política de los problemas sociales, que como en las dictaduras, termina por reducirlos sin más a problemas psicológicos que derivan en posturas xenófobas terriblemente peligrosas: “los indios son necios y no les gusta aprender”, “solo velan por sus intereses”, “los maestros son salvajes”.

Estos argumentos individualistas, de personas muchas veces bien intencionadas pero muy mal informadas, resultan finalmente los argumentos preferidos de quienes a través de la fuerza bruta reprimen y controlan cualquier forma de disidencia que defienda los derechos sociales y ponga en entredicho el modelo económico-político, tal como se hace el día de hoy criminalizando a los profesores de la #CNTE que luchan contra una reforma injusta que de aplicarse tendría terribles impactos en todo el país. Quienes utilizan estos argumentos simplemente porque las protestas le causan un tipo de molestia individual, o porque los escuchó en algún medio de comunicación privado o público, terminan siendo, y casi sin saberlo, los tontos útiles del gobierno al que en ocasiones incluso critican.

Condicionar la permanencia de todos los docentes a una serie de evaluaciones individuales (sin criterios claros y por un instituto sacado de la manga) terminaría fincando exclusiva y arbitrariamente en el la figura del profesor la responsabilidad por el éxito o fracaso de todo el modelo educativo, volviéndolos burdo capital político, y objeto de intercambio, lo que desde una perspectiva crítica resulta simplemente inaceptable, pues cualquier persona de mediana inteligencia sabe que el éxito y/o fracaso escolar de cualquier país depende de muchísimos factores: desde la misma formación que el estado está obligado a ofrecer a sus maestros, la calidad y adecuación de los planes educativos, la implicación de la familia y la comunidad con la escuela, el acceso a la información, los recursos pedagógicos disponibles, el estado de salud y alimentación, la situación política, etc.

Elegir a los profes como sujeto principal para la evaluación del modelo educativo en su conjunto, y elegir el despido directo como intervención a dicho modelo, representa una regresión a modelos pedagógicos caducos y una terrible forma de exclusión social en un proyecto que cínicamente se jacta de ser inclusivo, un atropello a los derechos laborales y a la libertad de cátedra de cientos de miles de personas. Una forma de “intervención” tan arbitraria como si decidiésemos quitar de un día para otro la potestad sobre todos los hijos e hijas a aquellos padres de familia que no aprobasen una prueba psicológica y de conocimientos (arreglada en lo oscurito) sin considerar nada más que eso. Si esto fuese así muchos “que no tienen madre” quedarían muy expuestos.

En este sentido, si de fincar responsabilidades individuales se trata, resultaría infinitamente más práctico y riguroso evaluar los conocimientos en psicopedagogía -y de todo sobre lo que legislen- al presidente, a los diputados y senadores, y condicionar la permanencia en sus cargos dependiendo de los resultados de sus pruebas. Al menos en lo que respecta a literatura y a inglés queda claro que @EPN no sería una persona apta para legislar.

Una reforma educativa sostenida en el premio y el castigo, que se impone en domingo en la madrugada, a golpes en la calle, y que no deriva del consenso entre todos los actores involucrados, termina mostrándose como una reforma autoritaria de segregación muy pavloviana que no diferenciaría entre la forma de educar a un humano y la forma clásica de amaestrar con choques eléctricos y premios a una irreflexiva rata.

Corrupciones aparte, la aplicación de estas reformas en materia educativa, terminaría por polarizar y deteriorar aún más el de por sí endeble y crispado tejido social mexicano.

En un mundo mejor, sería mucho más pertinente utilizar todo el talento académico desaprovechado para una campaña masiva de formación y actualización en ciencias y humanidades no solo para maestros, sino para políticos, servidores públicos, policías, etc., para lo cual este humilde investigador y profesor universitario se ofrecería como voluntario.

Marcos Moreno

Psicólogo clínico UDLA

Maestro en en Investigación Social UAB

Doctorando en Psicología Social UAB

EPN en la FIL

EPN hablando en Ingles

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Comentarios

Un comentario en “La #ReformaEducativa: una reforma para ratas

  1. Reblogueó esto en Mallory1306.

    Publicado por Mallory1306 | 05/09/2013, 21:46

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